jueves, 8 de mayo de 2014

DISPARATES / 110

GARCÍA MÁRQUEZ EN LAS PANTALLAS: EN BUSCA DE MACONDO

Cien años de soledad fue el cuarto libro más vendido en Francia el pasado abril, lo que no está mal para una obra literaria que vio la primera luz en 1967. Su autor opinaba que el libro era imposible de adaptar al cine, lo que explica que de él, en efecto, no exista ninguna versión cinematográfica, aunque sí una cumbia y un vallenato, lo que quizá es más adecuado al espíritu del autor. Hay, en cambio, versiones bien conocidas de otras de sus novelas: Crónica de una muerte anunciada, El coronel no tiene quien le escriba y El amor en los tiempos del cólera. A la nómina de producciones audiovisuales sobre la obra del recientemente fallecido Nobel colombiano se añade ahora un documental que ha sido dirigido por François Badaire y fotografiado por Julián Lineros, y que narra el viaje que sus autores han hecho por Colombia y Bolivia en busca de Macondo. El documental ha sido producido por France Television y Martinique Première.

La idea de aproximarse a través de la imagen al intrincado y húmedo universo de Macondo no es nueva. Harvey Weinstein, el célebre productor de Shakespeare in Love y Gangs of New York, se presentó a García Márquez para proponerle la adaptación de Cien años de soledad a la gran pantalla. El director sería Giuseppe Tornatore. La propuesta de Weinstein contemplaba la purga del texto y la selección de los episodios más sobresalientes, además de la eliminación de algunos personajes secundarios, todo ello a fin de que la duración de la película no sobrepasara la hora y media. García Márquez se negó en redondo: “Si queremos ponernos de acuerdo, debe ser con esta condición: que se filme el libro entero”, explicó. Más éxito tuvo Weinstein cuando propuso a García Márquez la adaptación de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, que se convirtió en el film Eréndira, con guión del propio novelista. Pero la experiencia tampoco fue satisfactoria para García Márquez, a causa de los cortes a que fue sometida la cinta después de su primera proyección.

Yves Gasser fue el segundo productor que tentó a García Márquez, lo que tuvo como resultado la adaptación de Crónica de una muerte anunciada, película italiana que fue dirigida por Francesco Rosi y que contó con un reparto internacional. A ésta seguiría El coronel no tiene quien le escriba, que fue adaptada por Paz Alicia Garciadiego y Arturo Ripstein. Hasta ese momento, y todavía más tarde, García Márquez rechazó todas las ofertas de adaptación de sus novelas que le llegaron de Hollywood, y esto, según afirmó, a causa del imperialismo político y cultural de Estados Unidos sobre América Latina. Sólo más tarde, ya diagnosticado de cáncer, y preocupado por el estado económico en que quedaría su familia tras su muerte, aceptó el ofrecimiento de Scott Steindorff de producir El amor en los tiempos del cólera, película que fue dirigida por Mike Newell.

Si la novela que se desarrolla en el imaginario Macondo es de imposible filmación, no ocurre lo mismo con el propio Macondo, o al menos eso afirman François Badaire y Julián Lineros, autores del documental À la recherche de Macondo, que se filmó el año pasado y en el que intervino como montador Guilles Dagneau.

Macondo es un lugar olvidado de todos y en el que el tiempo se ha detenido. Esta ciudad se encontraría en Magdalena, región pantanosa del norte de Colombia entre el Mar Caribe y las montañas de Sierra Nevada. “Pero Macondo no es un lugar, sino un estado de la mente”, escribió García Márquez, un estado mental que puede reconstruirse en las aldeas de Aracataca (donde nació el autor) y Mompox. En la primera de ellas unas mariposas amarillas pintadas en el suelo conducen hasta la casa donde nació García Márquez, hoy convertida en museo. Sin embargo, más allá de la vivienda, los rastros de Cien años de soledad se hallan en la estación ferroviaria y en el entorno de los brazos del río, el Magdalena. En el centro de éste se encuentra Santa Cruz de Mompox. Esta localidad que se hallaba en la antigua carretera que une el río con el Mar Caribe vivió un período de prosperidad hasta finales del siglo XIX, cuando la erosión y la sedimentación provocaron un cambio en el cauce del río. Convertida en isla de difícil acceso, Mompox lleva ya a cuestas algo más de cien años de soledad.

Pero el documental cuenta también la historia de una familia, los Buendía, y la de su siglo. “Aquí”, afirma François Badaire, “encuentra uno toda clase de gente que cree en la magia y en los sortilegios. Todo es creíble, real, posible. Todo el paisaje, toda la atmósfera, de la Mojana a Sucre, permiten afirmar que es aquí, que es éste el corazón de Macondo”. Y es en efecto en esta franja de tierra pantanosa, que llega más allá de la frontera boliviana, donde un García Márquez adolescente fue marcado por los lugares reales que terminaron por hacerse imaginarios. A la inversa, los personajes imaginarios de la novela tienen una presencia real, y en el documental aparecen Úrsula Iguarán, prima y esposa de José Arcadio Buendía; y Tim Buendía, holandés e hijo adoptivo de Aracataca que se cambió el nombre tras leer la novela de Gabo.

El documental fue emitido el pasado abril a través de France Ultramar, y podrá ser visto el 25 de mayo en el canal France Ô. François Badaire es un habitual de las televisiones francesas, para las que ha realizado diversos documentales, entre ellos un episodio de la serie Toutes les télés du monde. Está especializado en temas africanos y latinoamericanos. El fotógrafo Julián Lineros nació en Bogotá y ha trabajado como fotoperiodista para diversos medios de comunicación colombianos e internacionales.

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