martes, 27 de octubre de 2015

DISPARATES / 141

STATHIS KOUVÉLAKIS Y YANNIS YOULOUNTAS: GRECIA, SYRIZA Y EL PORVENIR DE EUROPA

Un fenómeno de nuestro tiempo, y que rápidamente ha sido admitido por los medios de comunicación, por los centros de producción de pensamiento y en conjunto por la sociedad, es el relativo a las nuevas maneras de hacer la política y a la naturaleza de los personajes encargados de hacerla. A consecuencia de lo que algunos consideran como el debilitamiento, y otros como la desaparición, de los sujetos a los que se había asignado el protagonismo de la transformación social, y de la creciente y legítima desafección hacia las formas convencionales de la política, la proliferación de líderes de nuevo cuño está teniendo, al menos, el efecto saludable de elevar el nivel del debate, inexistente o simplemente ridículo hasta hace poco. A los viejos líderes de la izquierda, a menudo procedentes del sindicalismo, ha sucedido en la actualidad un nutrido grupo de profesores de ciencias políticas, economistas y filósofos que provisionalmente han sentido la necesidad de dejar sus cátedras y sus actividades académicas, no ya para dedicarse al activismo, como eventualmente pudo suceder en el pasado, sino directamente para asumir responsabilidades políticas en los gobiernos o en sus aledaños. Si Jeremy Corbyn, dirigente al estilo tradicional, es una excepción a lo anterior, las pruebas palpables de lo dicho se encuentran preferentemente en España y Grecia. Que el economista de gran prestigio que es Yanis Varoufakis se haya convertido en un héroe popular es signo de que algo, entre nosotros, está cambiando, a pesar de que no siempre sus seguidores entiendan cabalmente lo que dice. De su país, a través de Francia, nos llegan ahora dos novedades: un libro de entrevistas del profesor de teoría política Stathis Kouvélakis y una película, en la que el anterior tiene una participación destacada, que ha dirigido el filósofo Yannis Youlountas.

El primero de ellos ha sido miembro, hasta su dimisión este verano, del Comité Central de Syriza, es profesor en el King’s College de Londres y autor de diversos ensayos, entre ellos Philosophie et Révolution de Kant à Marx (PUF, 2003), La France en révolte. Luttes sociales et cycles politiques (Textuel, 2007) y el originariamente publicado en inglés Y a-t-il une vie après le capitalisme? (Le Temps des Cerises, 2008). Entre enero y agosto de este año Kouvélakis fue entrevistado en diversas ocasiones por Alexis Cukier, filósofo, profesor en la Universidad de Poitiers, militante del Front de Gauche y uno de los animadores del colectivo “Avec les Grecs”, al que se deben numerosas iniciativas en apoyo del pueblo griego y de Syriza. Resultado de dichas entrevistas es el volumen La Grèce, Syriza et l’Europe néolibérale, que ha publicado hace unos días la editorial La Dispute.

Los textos reunidos aquí aluden, pues, a la inmediata actualidad, la cual abarca tres episodios de relevancia que se han sucedido vertiginosamente y cuya compleja lectura tratan de abordar con rigor y extensamente sus autores: la victoria de Syriza en las elecciones de enero, el no al referéndum del 5 de julio, y por último la firma del tercer memorando y la derrota consiguiente del gobierno de Alexis Tsipras. Se excluye de las entrevistas registradas aquí la segunda victoria electoral de Syriza, la cual responde a un contexto diferente marcado ya por la derrota previa frente a la Troika, y que inaugura un nuevo proceso cuyo previsiblemente lento desarrollo se encuentra ahora mismo en sus inicios. El contenido de estas entrevistas se inscribe en el contexto del pensamiento político y filosófico de Kouvélakis, en el cual conviene detenerse aunque sea muy brevemente.

En trabajos anteriores, Kouvélakis estableció un puente entre las propuestas revolucionarias del joven Marx y los proyectos emancipadores hoy en curso, en los que se reservan un papel protagonista los movimientos sociales, y que son deudores de tres grandes impulsos procedentes de la tradición del liberalismo político: el constituyente, el cívico y el igualitario. En el actual contexto, de una fuerte negación de la idea de revolución, el abandono oficial de ésta se contradice con un renovado y pujante movimiento social que, como en España en el 15 M, o como ha sucedido después en Grecia, vuelve a poner a prueba los referentes de 1789 en lo que se refiere a la tensión constitutiva del derecho y en el mantenimiento de un “sujeto de futuro” en el seno de los movimientos populares. Así, a la pregunta de si hoy es posible imaginar el final del capitalismo, y de si hay vida después de éste, Kouvélakis ha afirmado, citando a Ernst Bloch, que “por impensable e inaudito que nos parezca, la vida, propiamente, empieza tras él”.

Crítico con la gestión de Tsipras al frente del gobierno, en La Grèce, Syriza et l’Europe néolibérale, Kouvélakis desglosa su reflexión en torno a varios ejes relativos a los acontecimientos de este año: la victoria electoral y el fracaso de Syriza frente a los intereses de la Unión Europea, la Troika y el euro; la naturaleza de lo que realmente se puso en juego en las negociaciones entre el gobierno griego y las instituciones europeas; la invalidez que de hecho se otorgó al referéndum en menos de una semana y la estrategia alternativa que habría podido practicarse; y la formulación de una izquierda política internacionalista que podría sacar a los pueblos europeos de la “jaula de acero” de la Europa neoliberal y de la austeridad.

Uno de los temas centrales de estas entrevistas es el que se refiere a la salida del euro. Como recuerda Kouvélakis, el economista norteamericano Paul Krugman llegó a afirmar que “la mayor parte de los costes [de la salida del euro] ya se han pagado”, y que ha llegado el momento “de que Grecia recoja los beneficios”. Según Kouvélakis, al arrojar el resultado del referéndum a la papelera, el gobierno griego habría “propiciado un retorno a la trampa anterior, pero en una posición mucho más desfavorable, bajo la presión de una implacable asfixia económica” y con el añadido de que habría “conseguido despilfarrar una poderosa inyección de capital político”. De que la negociación con la Troika estaba destinada a fracasar, según Kouvélakis, es prueba el hecho de que nadie en el gobierno se hubiera tomado en serio la preparación de un plan alternativo, lo que implicaba dejar el resultado de aquélla en manos de las instituciones europeas. Consagradas éstas a la tarea de humillar al gobierno griego a modo de lección para otros eventuales gobiernos antiausteridad, las conversaciones no fueron desde el principio más que una táctica mediática sin salida.

Afirma Kouvélakis que el acuerdo que ha hecho posible el tercer memorando entre Grecia y la Unión Europea implicará importantes cambios institucionales, entre ellos el de que el producto interno deje de estar bajo el control político del Estado, convirtiéndose de hecho en una herramienta más en manos de la Troika. Asimismo se contempla la creación de una comisión “independiente” destinada a dictar la política fiscal. Sin embargo, lo que según él resulta más grave es el hecho de que este acuerdo es “el primero que confirma enfáticamente que el FMI está aquí para quedarse”. De ello se desprende que el gobierno estará impedido de aplicar dos de sus principales compromisos: la restauración de la legislación laboral y el aumento del salario mínimo. Se añade a lo anterior “el gigantesco programa de privatizaciones (por valor de cincuenta mil millones de euros) por el que absolutamente toda la propiedad pública se venderá”.

La capitulación de Tsipras se ubica en un contexto de grandes movilizaciones, pero también en el de una izquierda cuya unidad es más aparente que real y de la que están ausentes diversos actores minoritarios, más inclinados en teoría a la formación de una alternativa como la que representa Podemos en España o las CUP en Cataluña. Para Kouvélakis es urgente que toda organización radical emergente en Europa reflexione acerca del casi unánime europeísmo de hoy y las posibles alternativas al mismo, que pasarían por poner en valor, en el panorama actual, las ventajas del denostado estado-nación, cuyo potencial internacionalista es uno de los factores que aparecen ahogados hoy por el falso internacionalismo vigente en la Unión Europea, el cual sólo sirve a los intereses neoliberales. A este respecto, tras el fracaso del gobierno, Kouvélakis no duda de la existencia de una sólida base social transformadora que, en Grecia, ha alcanzado ya importantes logros en el ámbito de la organización popular, logros de los que no es posible prescindir si queremos evitar “que la izquierda se convierta en un campo de ruinas”.

Paralelamente se ha estrenado el segundo film del filósofo Yannis Youlountas, Je lutte donc je suis. Youlountas es poeta y activista social, autor de títulos como Critique de la démoscopie (La Gouttière, 2005) y Un autre monde est en marche (Au Diable Vauvert, 2007). En 2013 dirigió su primera película, Ne vivons plus comme des esclaves, cuyo título reproduce uno de los lemas que empezaron a circular en Grecia durante las movilizaciones de 2010. Esta película, que otorgaba un papel destacado a la música pero también a la poesía, se iniciaba con las siguientes palabras: “Lo que sigue no es cine. No me limito a poner mi cámara de fotos en modo vídeo. Por el contrario, lo que sigue es nuestra verdad, nuestros corazones, nuestras entrañas, nuestras cabezas. En las ruinas de un mal sueño y en la cuna de otro mundo. Lo siguiente es una botella arrojada al mar, a las hermanas y los hermanos de utopía. Lo que sigue es una botella en llamas, de las que lanzan estrellas. Lo siguiente es una botella para descorchar juntos, y compartirla con el mundo”.

A propósito de su nueva película, Youlountas ha declarado a la revista La Dépêche du Midi que su propósito ha sido “abrir el horizonte, demostrar que un nuevo viento sopla del sur, un viento contra la resignación”. Rodado en Grecia y España, y al igual que el primero, el film da una especial relevancia a la música, que en esta ocasión es de Manu Chao, Angélique Ionatos, Léo Ferré y el rapero Pavlos Fyssas, que fue asesinado por neonazis hace dos años. En la película participan Juan Gordillo, alcalde de Marinaleda; el sindicalista Diego Cañamero y Éric Toussaint, historiador y escritor que fundó en 1990 el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, con sede en Bélgica. Todos ellos junto a decenas de personas anónimas que luchan a su manera de una punta a otra del sur de Europa. Y también Stathis Kouvélakis interviene en Je lutte donc je suis, esta “brisa marina, risueña y solidaria, que de Barcelona a Atenas, de Andalucía a Creta, repele las nubes del pesimismo”, y en la que narra diversos episodios de su actividad política en Grecia en los años en que formaba parte del Comité Central de Syriza.

Libro y película, los comentados aquí, que, según palabras de Yannis Youlountas, quieren “ser testimonio de un simple hecho: que la historia no ha terminado y que no hemos dicho la última palabra”.

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